NOTA INFORMATIVA SOBRE EL OPERATIVO AUTONÓMICO CONTRA INCENDIOS FORESTALES

Un operativo de emergencias debe poder hacer frente a las emergencias ordinarias que se produzcan, y a las extraordinarias que se produzcan con cierta frecuencia. No tendría sentido dimensionar las urgencias de Madrid en previsión de un 11-M, porque muy rara vez será necesario afrontar una catástrofe de esa envergadura.

En el caso de los incendios forestales de Castilla y León el operativo de cada provincia debe poder hacer frente a dos incendios medianos simultáneos con el apoyo de algún medio aéreo de ámbito regional.

El caso de los grandes incendios debe tratarse de forma distinta. Los grandes incendios forestales nunca se pueden acometer sólo con medios provinciales. En estos incendios deben tener un papel protagonista los equipos de especialistas muy preparados y muy rodados en la extinción, como pueden ser las BRIF y la UME. Estos medios de élite no pueden estar en todas las provincias, pero sí deben estar disponibles de forma ágil, como ya se ha conseguido con las BRIF y se debería lograr con la UME. Es más, aun habiendo recursos no sería deseable que existiera un gran número de equipos de élite, porque no sólo es importante que los equipos estén preparados, sino también que intervengan en muchos incendios para adquirir experiencia.

Entonces ¿actualmente el dispositivo de lucha contra incendios forestales de Castilla y León es suficiente? Actualmente no hay graves deficiencias en ninguna provincia en cuanto al número de medios de extinción durante la campaña de verano. El número de emergencias en las que interviene cada medio y sus tiempos de reacción siguen siendo aceptables. Pero fuera de la campaña de verano el número de medios es muy reducido, y cada vez es más difícil afrontar las emergencias, por otra parte escasas casi todos los años y en casi todas las provincias.

Donde sí hay mucho margen de mejora es en el sistema de prevención de incendios forestales. Los trabajos de limpieza de cortafuegos, mantenimiento de caminos y tratamientos selvícolas de prevención de incendios se han visto reducidos prácticamente a cero fuera de la campaña de verano, y eso ya se está notando en el estado de los montes. El modelo que se estaba aplicando antes de la crisis, consistente en cuadrillas terrestres que trabajaban todo el año realizando trabajos en el monte, mantenía los bosques en buenas condiciones, mejoraba la destreza de los miembros de las cuadrillas y su conocimiento del entorno, permitía disponer de medios para atacar un incendio en cualquier momento del año y suponía unas condiciones laborales mucho más estables que se traducían en una mayor profesionalización de los trabajadores. Actualmente estas cuadrillas trabajan prácticamente solo tres meses al año, siempre en verano.

Por ello la principal mejora que se puede acometer en el dispositivo contra incendios de Castilla y León es alargar el período de contratación de las cuadrillas terrestres para que trabajen todo el año en trabajos de prevención de incendios.

Con el coste de un kilómetro de AVE (21 millones) se puede alargar a los doce meses del año el período de trabajo de 48 de estas cuadrillas durante dos años. Durante esos dos años se mantendrían de forma directa 480 empleos en las zonas rurales de la región y se tratarían unas 5.000 hectáreas anuales de bosque. Por otra parte, al tratarse de unos contratos donde, a diferencia de otras obras públicas, no se gasta nada en materiales y muy poco en maquinaria, si la administración invirtiese 21 millones de euros en estas cuadrillas recuperaría de forma inmediata en torno al 80% de la inversión: casi 4 millones de IVA, más de 5 millones en cuotas de la seguridad social, 2 millones en IRPF y un ahorro en subsidios al desempleo que podría alcanzar los 5 millones de euros.

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